Cuando llegué a Barcelona, entendí que si quería mantener mi motivación tendría que revivir esas cosas que me hacían feliz en mi niñez: el dibujo, la pintura, el arte, los comics. Gran parte del aprendizaje del 2016 - 2017, se centró en trasmitir una visión general de mi propia interpretación del día a día, plasmado de la forma más simple posible.

Ese año logré desarrollar unas 92 ilustraciones  a  mano, no fue fácil porque no tenía muchos espacios libres, pero todos los ratos que pasé en el metro, la playa, otros espacios de la ciudad y en especial en la Costa Brava, me permitieron crear varias ideas originales que a posteriori, se convirtieron en piezas digitales.
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